Cronista y soldado. Nació en Oruro (Bolivia), en 1796 y falleció en La Paz (Bolivia), en 1853. Huérfano de padre y madre a los ocho años, quedó bajo el cuidado de su tía abuela, de apellido Díaz, con quien se crió y junto a quien aprendió el aymara y el quechua. Ante la muerte de su abuela quedó a cargo de un tutor, albacea y curador, de apellido Quevedo, con quien aprendió a leer y escribir.
Partidario de la causa independentista, entre 1811 y 1814 trabajó como sirviente doméstico y secretario de cartas, para luego unirse a la guerrilla patriota de Jayupaya, (La Paz), comandada por Eusebio Lira. Decidió aprender a tocar el tambor, instrumento mediante el cual se impartían las órdenes de batalla en aquel entonces. En 1915 fue nombrado Tambor Mayor. Según sus palabras, tomó esta decisión para estar cerca de los jefes y enterarse de todos los pormenores de la guerra, con la inquebrantable intención de registrarlos en su Diario, como efectivamente hizo durante los diez años que combatió junto a la División de los Valles, en la región colindante entre los actuales departamentos de La Paz y Cochabamba.
Según señalaLuis Antezana, José Santos recibió una fuerte influencia de su hermano Andrés Vargas, que era sacerdote y que también escribió un diario de la época que sirvió de inspiración a José Santos. «Vargas no quería ser simplemente un combatiente o, un poco más allá, un testigo ocular de los hechos, sobre todo, quería ser el escritor de esa historia», señala Antezana. Al final de la Guerra de la Independencia, con apenas 29 años y con una destacada carrera militar, ostentaba el cargo de comandante de Mohosa, último grado que recibió del coronel José Miguel Lanza, en 1823, año en el que informó, sin más detalles, que había contraído matrimonio.
En ese entonces, Vargas terminó de escribir su Diario, cuya escritura retomó, brevemente, para narrar lo ocurrido durante la fallida invasión peruana de 1828. Luego se retiró, en calidad de agricultor y asumiendo la condición de indio originario –pagando 10 pesos anuales como tributario del ayllu Wilacha–, a la localidad de Pocusco (departamento de La Paz), donde por última vez se supo de él en 1853, cuando anotó el último intento –fallido– de lograr la publicación de su Diario, durante la presidencia de Isidoro Belzu.
Debemos la publicación de los manuscritos de Vargas a la labor fundamental de Gunnar Mendoza, quien los rescató del olvido.
Sobre su personalidad de Vargas señala Barnadas: «Hombre fuerte y ágil, muy sensible y con penetrante intuición, compasivo con el prójimo y con una gran capacidad de adaptación; de carácter resuelto, capaz de cualquier empresa, también tuvo el sentido de la prudencia: siempre se cuidó y nunca tuvo un desatino, fue leal a sus compañeros de armas, tuvo el don de la ironía y sentido del humor; pero nunca aceptó una disciplina ciega que afectara su sentido de humanidad y de justicia. Siendo aparentemente mestizo, llama la atención que hubiera optado por convertirse en indio originario (posiblemente en las tierras heredadas por su esposa); todavía es más extraño que, siendo Comandante, no eligiera la carrera militar o un cargo en la burocracia estatal».


Bibliografía consultada:
Antezana, Luis, «Notas hacia un "manuscrito inconcluso"», en Prólogos y epílogos, La Paz, Plural, 2020, pp. 183-205.
Barnadas, Josep, «Vargas, José Santos», en Diccionario Histórico de Bolivia (dos tomos) tomo II, Sucre, Tupac Katari, 2002, pp. 1107-1108.
Vargas, José Santos, Diario de un comandante de la Guerra de la Independencia (1814-1825), La Paz, Biblioteca del Bicentenario de Bolivia, 2016.

Autor: equipo de la BPB.
Fecha de publicación: 2023.