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Poeta, periodista, maestro, cronista y explorador. Nació en la ciudad de Potosí (Bolivia) el 3 de enero de 1829 y murió, en la misma ciudad, el 29 de abril de 1902. Hijo de Manuel Campos y Rafaela Cortés, quienes fallecieron cuando el autor tenía solo dos y tres años, respectivamente, y quedó al cuidado de un tío materno. Estudió Derecho en la Universidad de San Francisco Xavier (USFX, Sucre), en la que obtuvo el título de abogado (1857). A su retorno a Potosí participó en la organización de la sociedad «Cortés» y de la Sociedad Científica y Literaria (1882). Fundó el Colegio de Educandas y la escuela «A. de Ibañez», además de enseñar latín y literatura en el colegio Pichincha, colegió del que había salido bachiller.
En su faceta periodística fundó La Crónica y La Revista de Potosí, además de haber colaborado en los impresos La Aurora y El Club. Incursionó en la función pública y ocupó varios cargos, entre los que destacan: vocal de la Corte Superior de Justicia (1868-1880), diputado (1870 y 1874), y presidente del Concejo Municipal de Potosí. Estas incursiones en el periodismo y la política le valieron periodos en el exilio durante los gobiernos de Manuel Melgarejo (1864-1871) y Agustín Morales (1871-1872), el cierre de otro órgano de prensa que fundó El Deber (de Potosí), e incluso la prisión durante algunos días, por instrucción del presidente Narciso Campero, en 1881.
En 1883 tuvo lugar la hazaña por la que Campos pasó a la Historia. Mariano Baptista Gumucio explica al respecto: «Desde muy joven, Campos había cultivado la amistad de Antonio Quijarro, quien tendría una larga actuación pública como Canciller y Embajador en el Paraguay. Después del desastre del Pacífico, ambos compartían la idea de que a Bolivia no le quedaba otro camino, si quería romper su mediterraneidad, que buscar una salida por el Pilcomayo hacia el río de La Plata. Esto explica que, dentro de una acertada geopolítica y aprovechando el escándalo internacional que causó la masacre del [explorador y] científico [francés Jules] Crevaux, y sus catorce compañeros a manos de los tobas, [a orillas del Pilcomayo,] Quijarro influyó en el gobierno para que se nombrase Delegado con plenos poderes a su amigo de la infancia y de la Universidad, Daniel Campos, encargado de revisar el estado de las misiones y eventualmente buscar un camino expedito al Paraguay».
De esta expedición, una de las epopeyas más notables de la historia boliviana, surgiría su informe De Tarija a la Asunción: Expedición Boliviana de 1883, que rompió la visión que se tenía de los indígenas de tierras bajas y, en general, del proceso de colonialismo interno emprendido por el Estado boliviano sobre las tierras y pueblos indígenas de tierras bajas, además de presentar un enfoque amistoso y complementario de las relaciones entre Paraguay y Bolivia. La Cámara de Diputados patrocinó la publicación de su informe, recién en 1888, en una bella edición elaborada en la ciudad de Buenos Aires (Argentina).
Fue autor además del poema Celichá, inspirado en su expedición al Gran Chaco y galardonado con el primer premio de un certamen literario convocado para honrar la fundación de la república. El poema fue reeditado por la Revista Sur, de la Casa de la Moneda de Potosí (1954), precedido de una semblanza biográfica a cargo de Armando Alba. También fue autor de la letra del Himno Departamental de Potosí. Al retorno de la expedición al Chaco retomó sus labores como ministro de la Corte Judicial, de la que fue presidente hasta su fallecimiento, en 1902.
Sobre su obra escribe Josep Barnadas: «De su producción en prosa y verso sobresale el poema Celichá (primer premio del Certamen Nacional de agosto de 1986), cuyo argumento se relaciona con las etnias del sudoeste; quizás sus técnicas hayan pasado de moda, pero sigue siendo digno de aprecio por su espíritu nacional y sus deslumbradoras referencias a las tierras incógnitas del país».
A un año de cumplirse el centenario del nacimiento de Campos, escribió Carlos Medinaceli: «La única manera de honrar la memoria de don Daniel Campos, escritor poeta y señalado explorador del Gran Chaco, sería la de solicitar del Gobierno una cantidad suficiente para editar sus “Obras Completas” y hacer que ellas sean leídas, conocidas, valoradas. Lo demás, son tortas y pan pintado, como decía Sancho, el bueno».
Bibliografía consultada:
Baptista Gumucio, Mariano, «Prólogo», en De Tarija a la Asunción, Santa Cruz de la Sierra, El País, 2010, pp. 7-31.
Barnadas, Josep, «Campos Cortés, Daniel», en Diccionario Histórico de Bolivia (dos tomos) tomo I, Sucre, Tupac Katari, 2002, pp. 421-422.
Medinaceli, Carlos, «El centenario de Daniel Campos», en Páginas de vida, Potosí, Editorial Potosí, 1955, pp. 121-124.
Autor: equipo de la BPB.
Fecha de publicación: 2023.